Hoy os traigo una receta muy facilita, muy rica y que particularmente me gusta incluso más que el gazpacho.
El ajoblanco es una variante de los gazpachos andaluces. Procede de la cocina Andalusí y como en tantos platos heredados de los árabes, la almendra es el ingrediente protagonista.
Aunque conocido y elaborado en toda Andalucía e incluso en comunidades vecinas como Extremadura y Murcia, es quizás el ajoblanco malagueño el más conocido de todos y cuya receta os presento hoy aquí. Se suele servir acompañado de uvas moscatel e incluso de trozos de manzana y melón. Yo, para dar la nota, lo he hecho acompañado de uvas negras. Es que no tengo remedio.
Se me olvidaba contaros que si bien os he dicho que me gusta más que el gazpacho, existe una variante, que a su vez me gusta más que el ajoblanco de almendras y que hacía mi tio Manolo mucho tiempo atrás, que consistía en sustituir las almendras molidas por harina de habas. Estaba exquisita pero no encuentro harina de habas por ningún lado. Si teneis posibilidad de acceder a ella os animo a probarla (y a que me mandéis un poquito) porque os aseguro que os va a encantar.
INGREDIENTES:
- 100 grs. de almendra molida sin tostar
- 2 dientes de ajo
- 1 litro de agua fresca
- 150 grs. de miga de pan
- 100 ml. de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)
- 30 ml. de vinagre
- Sal
- En el vaso de la batidora colocamos las almendras junto con los dientes de ajo y un poco de agua fria y batimos.
- Añadimos la miga de pan remojada en agua sin dejar de batir y vamos añadiendo poco a poco el aceite, terminado con el vinagre
- Por último vertemos el agua, y removemos rectificando la sal.