FARFOLLA: Dícese de la persona desastrada que lleva a cabo sus quehaceres de manera descuidada y chapucera, usease, MI MADRE.
He pasado la mayor parte de éstas fiestas con un constipado de aúpa que todavía sigue coleando, menos mal que estas navidades he tenido la visita y la ayuda inestimable de la gran Carmela González;
-Mamá, ve a la farmacia a ver si han recibido el corticoides que tengo encargado.
-Ahora mismo hijo, vuelvo en cinco minutos (es decir, desde las 10.00 hasta las 13.00 horas).
-El de la farmacia dice que no tiene de eso.
-Mamá, cómo no van a tener "de eso" si es una farmacia. A saber qué le has dicho.
-Pues lo que tú me has pedido, le he preguntao si tenía los CORTICOLES de mi hijo y el mu mamón va y me dice: LOS CORTICOLES EN EL CORTE INGLÉS, SEÑORA!!!
Esa es mi madre, la que cuando llegaba con una herida, en lugar de mercromina se echaba un salivajo en los dedos y me lo restregaba por la misma. Hombre, donde va a parar, el poder de la saliva no es comparable con el de ningún medicamento; "ala, a jugar otra vez."
Y es que pensándolo bien, su saliva debía ser algo así como milagrosa, porque era muy dada a usarla. Recuerdo cuando de pequeño, después de comerme un magnífico helado de chocolate, llegaba a casa con la cara, como dice el gran Arturo González, como un extra de Walking Dead. Ella en lugar de usar una toallita húmeda, sacaba un pañuelo del bolsillo (mi madre nunca lleva bolso, ni falta que le hace) del pantalón (mi madre nunca lleva falda, esa prenda no va con ella), le pasaba la lengua por una punta del pañuelo y me lo restregaba por toda la cara. Me la dejaba como nueva, eso sí, un pelín irritada, pero ni rastro de helado, ríete tú del Mr. Proper de los cojones. ¿Milagro?, no, mi madre.
Pues a ella va dedicada ésta receta, un rico potajito que sé que acabará haciéndolo y echándole los ingredientes que le salga del pepe, pero es que ella es así, es MU FARFOLLA.
Y es que pensándolo bien, su saliva debía ser algo así como milagrosa, porque era muy dada a usarla. Recuerdo cuando de pequeño, después de comerme un magnífico helado de chocolate, llegaba a casa con la cara, como dice el gran Arturo González, como un extra de Walking Dead. Ella en lugar de usar una toallita húmeda, sacaba un pañuelo del bolsillo (mi madre nunca lleva bolso, ni falta que le hace) del pantalón (mi madre nunca lleva falda, esa prenda no va con ella), le pasaba la lengua por una punta del pañuelo y me lo restregaba por toda la cara. Me la dejaba como nueva, eso sí, un pelín irritada, pero ni rastro de helado, ríete tú del Mr. Proper de los cojones. ¿Milagro?, no, mi madre.
Pues a ella va dedicada ésta receta, un rico potajito que sé que acabará haciéndolo y echándole los ingredientes que le salga del pepe, pero es que ella es así, es MU FARFOLLA.
INGREDIENTES:
- 150 grs. garbanzos
- 150 grs. de judías
- 1 morcilla
- 1 trozo de tocino veteado
- 2 chorizos
- 1/2 col
- 1 cta. de pimentón dulce
- 1/4 cucharadita de pimentón picante
- Un chorreón Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Sal
- 1 cta. de orégano
- 1 hoja de laurel
ELABORACIÓN:
- La noche anterior ponemos a remojo en agua fría con un puñado de sal los garbanzos y las judías.
- Lavamos la col y la troceamos.
- Vertemos en una olla superrapida la col junto con el resto de ingredientes en crudo y cubrimos de agua.
- Dejamos cocinar en la olla durante unos 15 minutos desde que alcanza presión (2º anillo). Podemos también hacerlas en una olla GM, programando el menú legumbres, alta presión.
- Una vez terminada la cocción, despresurizamos, removemos, ya que la col se habrá depositado en la superficie, y servimos junto con un kleenex pa limpiarnos las lagrimillas que se nos van a saltar cuando lo probemos.
Eah, a disfrutarlo.
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